viernes, 13 de mayo de 2016

Agón (o la guerra de los dioses olímpicos en la calle Venezuela)



Ficha técnica:
Intérpretes: Sol Altare, Pablo Brignoccoli, Clara Carrera, Rocío Chaparro, Jimena Coppolino, José Ignacio Del Vecchio, Carolina Fernández Kostoff, María Eugenia González Choque, Guillermina Granados, Nabila Jatib, Daniela Nuñez, Sofía Posse, Esteban Real, Katia Schenk, Claudio Yanes. Coreografía: Leandro Dumón. Maquillaje: Maiana Vega. Operación de retroproyector: Eugenia González Choque. Operación de video: Jimena Zaidman. Diseño de iluminación: Florencia Carboni. Diseño Audiovisual: Leandro Dumón - Jimena Zaidman. Escenografía y vestuario: Julia Camejo. Diseño sonoro: Pedro Donnerstag. Supervisión dramatúrgica: Sol Rodríguez Seoane. Asistencia de dirección: Sabrina Dana - Carolina Zumarán. Dirección: Federico Aguilar


Domingos 20:30 en Venezuela 2587.



Si usted, transeúnte distraído, un domingo al anochecer pasa por la calle Venezuela y observa rayos multicolores que salen de la sede de la UNA, no lo dude: ingrese y asistirá a un espectáculo inusual y, como si esto fuera poco, será partícipe de una contienda entre dioses y héroes (sin olvidar a las diosas y heroínas, por supuesto)
Se sorprenderá por la variedad de recursos escénicos desplegados, frutos del cráneo candente de su director, Federico Aguilar.
Oirá historias de vida, cual micro-bio-dramas de los actores y actrices que participarán de la posterior reyerta; cual site-specific, en la misma universidad en la que estudiaron y en la que se gradúan con este proyecto, rodeados de objetos cuyo simbolismo le explicarán de forma casi personalizada, apelarán a su empatía de manera efectiva.
Para entrar en clima, podrá degustar un báquico néctar (léase vino) y recorrer una instalación en la que se sentirá como en un museo griego.
Pero el plato fuerte viene después, cuando da comienzo al agón, la batalla verbal donde usted, sí, decidirá quién es el vencedor. El agón consistía en una parte central de la tragedia griega, ya que allí los personajes dirimían sus posiciones mediante una lucha verbal. Ya sea con hábiles argumentos, ya sea con conmoverdoras fábulas, exponían las peripecias de sus vidas, justificaban sus crímenes así como sus actos de arrojo o cobardía. El coro comentaba y tomaba posición. Aquí también lo hará, pero la última palabra, el voto consagratorio que otorgue el triunfo o la derrota, está en la mano levantada del espectador. Verá desfilar dioses terribles, héroes atormentados, heroínas inocentes, árbitros desopilantes y ud. decidirá quién sigue en carrera o quien cae fulminado por la derrota. Obra performática y relacional, ofrece combinaciones múltiples, según el veredicto del público soberano. Hay diversión asegurada, variedad de estados de ánimo, de formas teatrales tradicionales y contemporáneas, sorprendentes imágenes proyectadas, como parte de un trabajo de conjunto entre el ya mentado director, la tejedora de historias Sol Rodríguez Seoane, los diseñadores de video, vestuario, plano sonoro, maquillaje, coreografía, asistencia de dirección, y muy especialmente, los actores y actrices que, sin duda, han ganado la madre de todas las batallas: conquistar al público.