viernes, 26 de diciembre de 2008

RESTOS DIURNOS DE UNA NOCHE NEGRA, por Matías Nan


“El sueño es una segunda vida. No he podido atravesar sin estremecerme esas puertas de marfil que nos separan del mundo invisible. Los primeros instantes del sueño son la imagen de la muerte. Un adormecimiento nebuloso embarga nuestro pensamiento, y no podemos determinar el instante preciso en que el yo, bajo otra forma, continúa la obra de la existencia. Es un abismo impreciso que se ilumina poco a poco, y donde se separan de la sombra y de la noche, las pálidas figuras, gravemente inmóviles, que habitan en la mansión del limbo. Después, el cuadro se forma, una claridad nueva resplandece y las fantásticas apariciones se mueven: el mundo de los Espíritus se abre ante nosotros.
Swedenborg llamaba a estas visiones Memorabilia y las consideraba más propias del delirio que del sueño.”
Gérard de Nerval (1808-1855)

Apelando nuevamente a la construcción escénica desde la interlocución de lenguajes, Pablo Rotemberg, nos ha sumergido por vía de la precisión y virtuosismo técnico en lo real y poético del sueño.
El joven director transforma el escenario en una realidad onírica de fuerte densidad. Movimiento, espacio, objetos, luz, vestuario, interpretación y sonoridad se relacionan de modo tal que los espectadores asistimos a una experiencia conmovedora.
La irrupción pareciera caracterizar esta composición y con ello acercarse fuertemente a lo inconsciente.
Los cambios en la sonoridad y el movimiento son precisas e inesperadas irrupciones de algo otro que sorprende y desarrolla un discurso que contiene lo terrible y maravilloso de la onírico. Amor, violencia y soledad son algunas de las problemáticas que aparecen en este discurso espectacular, cuyo modo de construcción y temática se encuentran en consonancia con lo que jóvenes directores e intérpretes internacionales desarrollan en estos tiempos (Festival Internacional de Danza Teatro en Viena – Austria 2008).
Rotemberg pareciera no temer al grotesco, lo animal, el desequilibrio, la extrema velocidad y el cambio violento. Al igual que él lo hace en “El Lobo”, sus intérpretes son conminados a una exigencia física y precisión asombrosa.
Esta es una elaboración secundaria posible sobre un material lleno de imágenes sonoras que establecen una ligazón que moviliza y despierta la consciencia de la noche en términos subjetivos e íntimos.
Ficha técnico artística
Título: La noche más negra
Escenografía: Gabriela A. Fernández
Iluminación: Alejandro Le Roux
Música: Alessandro Fiorello, Henryk Górecki, Giya Kancheli, Erwin Schulhoff
Asistencia artística: Ayelén Clavin
Coreografía: Pablo Rotemberg
Complejo Teatral Buenos Aires Gral San Martín. Sala Presidente Alvear.